HABLEMOS, CON LO QUE SEA, PERO HABLEMOS

Querido Alfonso, verás que te cito sin Sito. Cuando yo era joven y comunista carecía de sentido del humor. Gracias a Dios, o a la edad, he mejorado de esa dolencia. Lamentablemente, parece ser que ese atavismo pernicioso sigue presente en España. Quiero creer(mi fe en la condición humana, aunque mermada, sigue viva) que nuestra querida Señorita Colubi, de haber leído mi comentario en el blog isidorino, se habría escandalizado menos de lo que deduzco tu lo has hecho. Incluso quiero creer que tal vez hubiera esbozado una sonrisa, pelín cómplice, con el comentario impertinente de un antiguo alumno mientras navegaba en soledad cibernética por nuestro blog. Todo esto lo quiero creer; aunque reconozco que pesa más en mí el voluntarismo que el sentido común.

 

Lo malo de algunas ideologías es que, quienes las profesan, se sienten obligados cada mañana a vestirse con indumentarias que no les sientan nada bien. La “vestimenta” seria, adusta y gruñona no es un bonito vestido. Prefiero los colores de Ágata o el rosa de Rosa. Lo que más recuerdo del franquismo, en estos tiempos de desmemoria histérica, era su seriedad, su negrura, su incapacidad para la alegría. ¡Qué bien satirizaba Narciso Ibáñez Serrador a esas viejas escandalizadas en sus “Historias de la frivolidad”!. Hoy este papel lo asume buena parte de la izquierda rancia de nuestro país.

 

Por último quiero recordarte, Alfonso, que yo no estoy en ningún “proceso” y, menos aun, “colectivo”. Los procesos colectivos me dan escalofríos, pavor y me producen urticaria. En vez de asumir la mayoría, cada vez más ramplona, vulgar y obediente al poder, prefiero, con Juan Ramón Jiménez, dedicar mis esfuerzos “a la inmensa minoría”.

 

Lamento sinceramente tu escándalo y el de aquellos otros que se hayan podido escandalizar comme toi.

 

Reitero besos, abrazos y efusiones varias, por supuesto, fraterno-liberales.

 

ANTONIO JOSÉ REAL(Toñito Pepe para Don Alfonso).