LA FERIA DE MUESTRAS
¿Os acordáis de ella?. No atraía tanto como la otra, pero tenía su aquel. A mí me gustaba especialmente que no me diera la lata y me dejara dormir, porque desde que se llevaron la Feria de abril desde el Prado a los Remedios, al lado de donde yo vivía, no había quien parara. Tengo todavía grabados en mis neuronas los altavoces gritando: “¡Fauna africana, fauna africana!” (entonces no había esas tonterías del control de decibelios), y ese indescriptible aroma, mezcla de churros fritos con boñiga de caballo, que invadía mi habitación cuando abría la ventana por las mañanas. De la Feria de muestras recuerdo que siempre había un cercado con terneros muy lustrosos que se dejaban acariciar, una bomba de agua que echaba un caudal impresionante, los botes de Cola Cao pequeños que me comía en polvo y me hacían toser, y unas pastillas de café brasileñas, “O café dos astronautas”. Seguro que si rastreáis en la memoria recordaréis lo que más os llamaba la atención de esa feria.
Saludos, compas.
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Er Nieto -
chacartegui -