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Aula 2

Vamos por partes, que la barca es nueva

Bueno Boni si tú dices que el balón era el que era vale. Que lo evoques tú no es poco. Quizá yo esté influenciado porque entonces todos los balones eran Mikasa, yo creía que compramos uno de goma de esa marca, de esos que se usaban en los 70 en los entrenamientos, que eran baratos. En todo caso lo importante es compartir la vivencia y no la maldita marca.

El jugador del Calasancio que nos enseñó algunas cosas en Salesianos era Javier Borges, no Bores. Sobre esto no debe haber duda. Sólo te faltó una letra Paco. Tengo una amiga que lo conoce ahora, cooperante en Cuba con la ONG en la que estoy, que juega en primera y promete tocar (el balón coño) con los amigos, si te place.

Recuerdo al Cordero con sus afanosos y elaborados toques de antebrazo, tenía cierto sentido para situarse ante la caída del balón. Al Boni con los brazos en excesiva rotación externa, pero con mucha intuición y voluntad. Al Nieto... bueno al Nieto no lo recuerdo, porque él tiene toda la razón al decir que era un negado, vaya. Esto no es un obstáculo para ninguna otra cosa más compadre, no te enfades. 

No sé como pude olvidarme de Antonio, siempre que yo colocaba desde 2, él remataba desde el 4. Para mí era el mejor. Hacía la diagonal larga de maravilla. Pero yo lo recuerdo como Antonio Muñoz, no López, que tuvo un grave accidente de moto, del que se recuperó. Quizá Paco Gavilán hable de otro, pero no lo veo claro...ya me dices Paco. 

El Pepe Cordero habla de aquello de la OJE. El sitio del que habla estaba en la calle Francos y se llamaba Círculo Cid Campeador. Fui a jugar al ping-pong y a estar allí. Una tarde un pringao de tez clara y habla fina nos contó la milonga. Creo que no volví hasta que aquello era un breve interludio enólico-festivo, para beneficio de algún enchufado. 

Años después ocurrió algo en cierto modo parecido con el OPUS y el futbito. Si algún sobreviviente recuerda la casa de la calle Aguilas y/o el colegio mayor Guadaira, que lo diga por favor. 

Me emociona leer lo de la casa en ruinas de Chapina. Llegué a pensar, a ratos, que era un sueño. Me reconforta leer la referencia. Confirmo la iniciativa del nombre oje-boy. Tengo vivo aquello, había que bajar, fuimos a limpiar varias veces y salía polvo, era aventura y creación, generamos un proyecto, cogimos miedo y lo dejamos. 

Aquello venía de la obra en el patio del instituto. Nos llevaban a Chapina a las clases de “educación física”. Qué buenos partidos de futbito, los profes se relajaban y casi nos dejaban solos. A veces se iba por el balón al campo, cerca de la casa en ruinas de marras. Una tarde el Cordero, si él mismo con su cara de ratoncito niño, se metió un golazo por la escuadra derecha, tirando desde la banda izquierda, según se miraba, que fue la ostia. Hubo un momento que parecía que todos estábamos en el mismo equipo. 

Apuntes para otra historia:

¿alguien recuerda aquél examen de matemáticas, en el aula 7, que preparamos los ya aprobados, que supuestamente jugábamos al futbito abajo del aula, y recibimos las preguntas y pasamos las respuestas? 

¿alguien recuerda a Tovar Perona y la historia de las fotos “pornograficas” y la “cruzada” de mi amigo Ruiz Estevez (por favor que alguien lo localice) contra ello? 

¿alguien recuerda aquella formidable excursión a la fábrica de Coca Cola?. El Pipa no pudo decir casi nada. 

¿alguien recuerda al Margarito, a Rioboo, a Fernández Cotán? 

Si alguien recuerda que lo diga.

Abrazos de Alfonso García Gil.

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